De cómo no escribir poesía


Cuando el dolor no se arranca ni con giros locos limpiezas drásticas meditación medicación,
cuando es un chicle boomerang que nunca termina,
se vuelve duro,
se retuerce en tí,
se queda adherido en tus pulmones,
vuelve sucio todo lo que tocas todo lo que piensas todo lo que sientes,
te envuelve toda, desde la planta de los pies hasta lo alto del cerebro.

En ese momento en el que si no te derramas,
llega la ira indiscriminada,
contra el mundo, la vida, los seres humanos.

Cuando el arte no importa,ni helarte complace.

Qué puto asco de boomerang, de además vuelve y vuelve, qué buen nombre le pusieron, ostia.


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